Sistemas alimentarios. Cambio climático y hambre con rostro de mujer

El mundo se enfrenta a una doble crisis de cambio climático e inseguridad alimentaria. Estas crisis hoy se sabe que están estrechamente vinculadas:  por un lado, el cambio climático altera las cadenas de suministro de alimentos y amenaza la seguridad alimentaria y a su vez, el sistema alimentario contribuye a las emisiones que están provocando un cambio climático cada vez mayor.

El cambio climático está obligando a las personas a abandonar sus hogares, llevando la pobreza extrema a comunidades que ya son vulnerables y convirtiéndose en un importante factor de inseguridad alimentaria. Al mismo tiempo, nuestros sistemas alimentarios representan un tercio de las emisiones globales.

Los sistemas alimentarios son vulnerables a los impactos del cambio climático; los desastres naturales, son cada vez más frecuentes e intensos y amenazan de manera significativa la seguridad alimentaria de las personas más vulnerables que por cierto son las que menos contaminan.

La transformación de los sistemas alimentarios, desde la producción, la distribución hasta el consumo así como la prevención de la pérdida y desperdicio de alimentos hoy están en la agenda climática global como una estrategia para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y el hambre en el mundo.

En México los datos nos dejan ver que las acciones para asegurar sistemas alimentarios sostenibles y resilientes resultan prioritarios para prevenir y revertir la doble crisis medio ambiental y de seguridad alimentaria. Por ello la Red de Bancos de Alimentos de México, Red BAMX, destaca la importancia de recuperar los excedentes de alimentos, redistribuirlos entre las comunidades e instituciones que enfrentan inseguridad alimentaria y evitar que terminen en vertederos y emitan gases de efecto invernadero.

Hoy, en un país que produce suficiente comida para toda su población,  cerca de 24 millones de toneladas de alimentos aprovechables terminan en la basura convertidas en residuos orgánicos que generan más de 16 millones de toneladas de Co2eq, más de 40 millones de mexicanos viven con algún nivel de inseguridad alimentaria de las cuales, la mayoría son mujeres.

Fue no hace muchos años que en Naciones Unidas se mencionó que el hambre tiene cara de mujer. Si bien es la que produce, es la que prepara, y también es la última de su familia en alimentarse; si es que se alimenta. En América Latina, las mujeres sufren el doble de hambre y desempleo que los hombres y las niñas son las últimas en volver a la escuela cuando logran volver. Globalmente dos terceras partes de las personas que pasan hambre son mujeres. La brecha del hambre entre mujeres y hombres es de 8.4 veces mayor de lo que era en 2018.

Y así como las mujeres son las más vulnerables y afectadas por esta problemática, son también las mujeres las que están asumiendo un rol de liderazgo las comunidades atendidas por los 57 bancos de alimentos de la Red BAMX. 95% de las líderes comunitarias de la Red ponen manos y corazón para distribuir 150 mil toneladas de alimentos a cerca de 2 millones de personas que vive en carencia alimentaria de las cuales el 53% también son mujeres impulsando no solo la transformación y el desarrollo al interior de sus familias, también transformando sus comunidades.

Las empresas aliadas a la Red BAMX que han adoptado la donación como una estrategia responsable y sostenible de canalización de excedentes alimentarios, hoy no solo están contribuyendo a la transformación de los sistemas alimentarios y su impacto medio ambiental, también, están contribuyendo a transformar el rostro del hambre en México.

Escrito por: Mariana Jiménez, Directora General Red BAMX. 

Originalmente publicado en: Revista Ganar-Ganar Mes de Marzo.

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